Aprender un idioma es una excelente meta personal que requiere tiempo y esfuerzo. Para algunas personas, sumamente ocupadas o cuyos niveles de organización no son muy elevados, el simple hecho de crear el espacio de tiempo para tomar sus clases y hacer sus asignaciones puede ser más complicado que el aprendizaje mismo de la lengua.
Sin embargo, todos conocemos personas que parecen tener una habilidad especial para dominar una o varias lenguas extranjeras en tiempo record.
Alguna vez te has preguntado… ¿Qué tienen en común las personas que han aprendido un segundo idioma?
¡La respuesta es sencilla! Le dan importancia a integrar el aprendizaje del idioma en sus rutinas diarias. Se empeñan en crear el hábito de mantenerse en contacto con el idioma que quieren aprender de manera consistente y sin temor a cometer errores al momento de comunicarse.
Esto explica el éxito de muchos programas de inmersión en el idioma que se realizan en el extranjero! Al estar inmersos de manera constante en la lengua que quieren aprender, los estudiantes progresan con mucha mayor rapidez.
Pero qué podemos hacer si no tenemos las posibilidades de vivir en un país francófono pero queremos aprender el idioma lo más rápido posible?
Antes que todo es esencial entender que aprender un nuevo idioma es un proceso y que por lo tanto podrías tomar años de estudios para lograr el nivel que deseas. Tener expectativas excesivas en el tiempo no es una buena idea. Si quieres dominar el francés en dos meses, posiblemente terminarás decepcionado ya que es un idioma con cierto nivel de complejidad.
Ahora bien, el primer consejo sería organizar minuciosamente la agenda de manera que se bloqueen los espacios de tiempo destinados a las clases, las tareas y otras actividades lúdicas asociadas al aprendizaje del mismo. Quienes desean aprender el francés por ejemplo, deben incluir en sus rutinas bloques de tiempo destinados a escuchar música, ver vídeos y leer revistas en francés para progresar más rápidamente.
Otro punto importante es entender que cada idioma representa una forma diferente de ver la vida y de expresarse por lo tanto no todas las frases que utilizas en tu lengua materna tienen un equivalente en la lengua que deseas aprender. ¿Te ha pasado, por ejemplo, que una frase expresa perfectamente un concepto pero no hay ninguna equivalente en otro idioma que conozcas? Tienes que estar abierto a nuevas formas de ver y entender el mundo.
Pero el elemento que cambia todo es perder el miedo a comunicarse en el idioma objetivo! Algo que parece fácil pero que resulta aterrador para muchas personas que no tienen la confianza en sí mismos para lanzarse a entablar una conversación con su profesor o amigos hablantes del idioma por temor a cometer errores. Tenemos que estar claros de que la fluidez en conversaciones sencillas se alcanza en unas pocas semanas especialmente si se practica con frecuencia pero para lograrlo debemos perder el miedo a comunicarnos.
Un truco sumamente útil para desarrollar la producción oral es tener un pequeño bloc de notas donde escribir, consultar y sobre todo integrar a nuestro vocabulario las respuestas o las preguntas claves a utilizar para hablar de forma fluida en situaciones de la vida cotidiana.
Al final, quienes han aprendido un segundo o tercer idioma son personas que han entendido que las competencias comunicativas en la lengua extranjera se desarrollan con el estudio, la práctica y mientras más consistentes sean mejor!